12-09-2005

11...POLÉMICO 11

En estas líneas no voy hablar sobre el 11 de septiembre de 1973, puesto que hay ya bastante lectura excelente y repugnante sobre el tema y de mejores fuentes que yo.
No pretendo entrar en el tema sobre si estuvo bien o no, no pretendo dar cátedras de moral ni de ética. Los mejores periodistas (y los peores, hay que decirlo) han dedicado una infinidad de páginas a esta cuestión, asimismo ha sido analizada y debatida por cientos de analistas políticos, sociólogos, psicólogos y antropólogos.
Tengo mi postura y ustedes tendrán la suya. Ya bastante trinchado está el tema. Lo importante es que los culpables (quienes sean) sean enjuiciados como corresponde y que los chilenos aprendamos de esta experiencia, que si hay algo que nos dejó es la enseñanza de no permitir que eso pase de nuevo. Que cuales sean las diferencias entre los chilenos, siempre lo resolvamos en democracia y libertad.

Ahora, de lo que sí quiero hablar.
Se me “revuelve la guata” (hablando en buen chileno) cuando veo a cientos de jóven
es destrozar deliberadamente la cuidad. Ellos, rebeldes y “chatos” con la sociedad, no encuentran mejor forma para dar rienda suelta a sus pataletas, y se empeñan en nublar lo que para otros ciudadanos es un espacio de libertad para expresarse y manifestarse (de manera civilizada) en contra o a favor de temas actuales e históricos.
¿Quiénes se atribuyen estos actos? En la mayor cantidad de los casos, los grupos anarquistas. Jóvenes que se defienden detrás de la ideología anárquica (Bakunin se revuelca en su tumba) para desquitarse con la sociedad, que dicen, les hace tanto daño. El problema es que estos jóvenes no tienen una propuesta consistente, se infiltran y dañan la manifestación legítima de otros grupos que sí tienen propuestas (buenas o malas, nuevas o añejas) y luchan por cambiar las injusticias de este país.

Mi indignación no va en contra de la protesta (legitima en cualquier sistema democrático) y en mi opinión una manera muy eficiente de hacer valer la libertad de expresión.
El problema está cuando se transgrede el sentido común y se daña la propiedad pública por la cual todos los chilenos pagamos y mas cuando se pone en peligro la vida de personas inocentes. Me podrían decir entonces, que estos jóvenes también están haciendo valer su derecho de libertad de expresión, ¿pero es legítimo cuando se pasa a llevar a otros?

El 11 de septiembre de 2005 terminó con cientos de personas (civiles y carabineros) heridas, destrozos de miles de pesos y un joven de 16 años muerto.
Veo por televisión cómo mujeres y ancianos en la comuna de Peñalolen lloran indignados por los destrozos cometidos al consultorio (SAPU) de uno de los sectores de la comuna.
Es qué no se dan cuenta estos jóvenes (y no tan jóvenes) el daño que le hacen a su gente, al pueblo humilde que ellos mismos dicen defender?
No se dan cuenta que son estas personas las únicas que pagan “los platos rotos” por sus desmanes y vandalismo deliberado? No saben los jóvenes encapuchados que dañando el consultorio de la población el único que pierde es el “pobre”, pues el “rico” se sube a su auto y saca su tarjeta de crédito y se atiende en la clínica cuando se siente mal.
¿No es ilógico atraer (o traer ) la atención de carabineros, llevando guanacos (lanza aguas) y bombas lacrimógenas a sus propias poblaciones, viéndose afectados todos los vecinos del sector (en especial niños y ancianos)? ¿No es, por decirlo sutilmente, estúpido hacer pagar a su propio vecindario, al que dicen defender?

Los infiltrados encapuchados y el lumpen (ojo a los cuales hasta se han integrado grupos de las barras bravas) desprestigian y criminalizan las protestas y manifestaciones de quienes queremos expresarnos libremente.

Recuerdo
la protesta Anti Apec cuando junto a mis amigos andábamos reporteando y participando de la manifestación, disfrutábamos del ambiente y las actuaciones de artistas en la Plaza Bustamante cuando (yo con mis propios ojos ví) llegar a los anarcos (y sin provocación policial) estos comenzaron a tirar piedras y bombas molotov contra carabineros, quienes contraatacaron contra estos ( e injustamente contra todos los demás presentes) con fuerza extrema y hasta agredieron a la prensa ahí presente. Entonces lo que quiero decir, es que de ninguna manera defiendo la agresión extrema de los carabineros, que sin pudor pegan palos como locos cuando se les escapa la situación de las manos.

Sin aporte, estos jóvenes desprestigian y provocan que lo que podría ser un momento grato en el cual los chilenos nos reunamos a conversar, saltar, bailar y gritar por lo que creemos justo, se convierta en una zona de guerra más peligroso que campo minado y que ya nadie se atreva a asistir por los desmanes y la violencia que provocan.

Le están haciendo daño a la democracia.
Es una autodestrucción.
Están logrando que justamente el pueblo no se pueda expresar, y que a los que les conviene que el pueblo no se manifieste, ganen esa batalla.

¡Gracias por eso amigos lanza piedras!

Para cambiar la situación de los más desposeídos de este país, para conseguir derechos laborales más justos, para combatir la degradación ambiental, para un sistema de educación más justo, y para conseguir tantas cosas más que son tareas (sín duda) pendientes en nuestro país, se requiere más que llenar una mochila con piedras para “tirarle a los pacos”...

Quien sabe quizás soy yo la quien es demasiado pacifista, pero me niego a creer que las cosas se consiguen con violencia (hoy no por lo menos).
Alguien me puede decir (respuesta concreta por favor)¿QUÉ FUE LO QUE SE CONSUGUIÓ AYER CON LOS DESTROZOS EN LAS POBLACIONES (a parte de empeorar aún más la situación de los pobladores)?

1 comentario:

blacksuit dijo...

Bievenida al mundo de la dizque nueva revolucion!

en Colombia la situacion es similar, pero no son solo los jovenes hay unos "mamertos" que en vez de contribuir desde su oposicion lo unico que hacen es destruir y perjudicar el pedazo de futuro que otros intentamos en nuestro anonimato y sin tanto escandalo construir