¿Clasismo ilustrado? 
Para entender nuestro mundo y entender los fenómenos y paradigmas de la sociedad, sin duda, hay que leer mucho. Leer y pasar por las obras de grandes pensadores y filósofos antiguos, medievales, modernos y contemporáneos. No cabe duda que es una experiencia enriquecedora, llena de encuentros y desencuentros ideológicos.
Me pasó el semestre pasado cuando en la universidad estábamos aprendiendo sobre algunos pensadores contemporáneos. Al primer caballero que conocí fue a Nietzsche, un hombre muy enigmático y complicado, quien poco a poco (y a pesar de que se le vincula con la ideología nazi por su idea del Súper hombre) me fue convenciendo con Zaratustra y Sobre el bien y el mal en sentido extramoral. Llegué a casa convencida de que era toda una nietzscheana. Luego conocí a don Freud y vaya que me convenció su teoría de “lo inconciente”, la interpretación de los sueños y en especial su libro “El Malestar en la cultura”, ahora era toda una freudiana. Así me la pasé, intimé con Hidegger, Focault y unos cuantos más y a cada uno le creí en cierto grado. Ahora en el ramo, “Sociedad Contemporánea II” creo que me pasará lo mismo, ya que lo que me fascina es la capacidad de análisis de estos autores (sean buenos o malos) cómo proponían y desechaban teorías, la agudeza de sus sentidos para captar el comportamiento humano, cada ellos desde su propio punto de vista.
Lo que me lleva a escribir esto es la indignación que me provoca ver tanto personaje, en el mundo académico y fuera de él, tan presumidos sobre todo el conocimiento que tienen y todo lo que han leído. El otro día visité a una pareja de amigos militantes de un partido de izquierda, hablamos cuatro horas y terminé “con los pelos de punta” y estresada. El tema es que ellos no tienen televisión, (porque es muy light y ellos son muy intelectuales) y criticábamos el bajo nivel de la televisión abierta. Me indignó que cuando yo muy entusiasmada les hago un comentario sobre el programa Rojo de TVN, me miran con cara de asco diciéndome “¿ves esa huevada?”. No es que me la pase viendo programas de “farándula”, en realidad prefiero un buen libro o una buena película, pero ¿cómo se supone que dos “jóvenes pensadores” pretendan entender este mundo y la sociedad actual si no saben que pasa en ella?. Para poder analizar algo, según mi opinión, debemos entender todos los aspectos y características de esta sociedad. Lo que me parece más ridículo es ese tipo de clasismo intelectual, tipo: “leo libros todo el día y solo hablo de política”.
Pienso que es muy interesante debatir y filosofear, con algunos amigos nos vamos “en la volá” a veces y pasamos horas y horas discutiendo e intercambiando ideas. Pero es lógico que no pase en esto todo el día. Veo televisión, escucho música de todo tipo, salgo a las discotecas a veces y no por eso sé menos que ellos o menos me considero una persona ignorante.
Es cómo si este tipo de personajes te exigen elegir entre lo uno y lo otro. ¿Cómo no va a ser posible ser un ciudadano del mundo y disfrutar de todo lo que se nos ofrece? Desde Bach a Reggetón, desde Sófocles a American Pie, de Dan Brown a Humberto Ecco.
Me gusta la gente que puede opinar de todos los temas (en su medida), personas que tienen los pies bien puestos en la tierra, con los cuales puedes hablar de la reforma agraria de Frei Montalva tanto como de la ruptura entre los personajes del espectáculo. (Gracias a mi amiga Nilsa por eso).
Estoy tan cansada de esta gente que por haber leído unos cuantos autores se creen doctos y grandiosos. Tipos dramáticos que cada instante que pueden citan desde Sócrates a Echeverría, o peor aún los que se llenan la boca con citas en latín (¿Cogito ergo sum?). Que bueno que sepan tantas cosas, y que entretenido que puedan darse el lujo de citar en lenguas muertas, pero ¿qué sentido tiene todo esto si es que no hay una propuesta? Que sacan con saberse unas cuantas líneas de Shakespeare o haberse aprendido el Manifiesto Comunista de memoria.
Este es un problema que se dá en muchas universidades, es cierto que el saber da poder, y el poder más grande que es el opinar, pero qué pasa cuando nos quedamos sólo en el saber.
Algunos somos buenos para reclamar (estamos en nuestro legitimo derecho) pero cuando se vuelve un anuncio vació sin proposiciones cansa.
Pienso que en esto nos diferenciamos con los grandes pensadores, ellos tenían una propuesta, por muy descabellada que era a veces, la tenían. Lo segundo importante es que estas propuestas por muy interesantes que sean estan escritas en un contexto histórico, estas nos sirven para muchas cosas, pero hoy necesitamos proyectos de acuerdo con las necesidades de la sociedad actual.
Creo que no me va

le de nada leer tanto si es que no recojo esta valiosísima herramienta que me entregan las obrar literarias, el pensar, analizar y tratar de entender la historia de nuestra humanidad.
Con mi limitada experiencia, creo que debo seguir leyendo un poco más, para lograr tener buenas propuestas en un futuro. Es lo que espero.
La seriedad es necesaria, pero no todo el día, hay veces que hace bien leer una novela "Best seller" o ver un capítulo de un reality.
El conocimiento está en el mundo, en la calle, en lo cotidiano y también el los libros,
NO ÚNICAMENTE EN ELLOS.